El estrés se ha vuelto un tema central en nuestras conversaciones, desde el trabajo hasta la vida personal. Si nos enfermamos, muchas veces decimos que es por estrés. Vienen cambios en nuestro estado de ánimo y también decimos que son por estrés.
En 2019 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mencionaba que el 43% de los mexicanos padecen de estrés laboral, mucho de esto atribuible a la cantidad de horas de trabajo.
Si bien es cierto que tenemos mucho estrés, que la vida actual nos presenta muchos retos para sentirnos bien física y emocionalmente, a veces considero también que la manera en la que vemos esa forma de vida es lo que nos genera o no estrés que nos daña.
Leyendo el libro de The Upside of Stress, de Kelly McGonigal, docente en la Universidad de Stanford, me quedó claro que el estado de nuestra mente es determinante para nuestra experiencia humana. Me parece fascinante cómo de acuerdo a estado de nuestra mente enfrentamos nuestra realidad y los retos que nos presenta la vida.
McGonigal resalta que solamente cambiando nuestra mentalidad sobre y frente al estrés es que podemos beneficiarnos de este. Ella plantea que debemos de aceptar que una vida con propósito es una vida con estrés. Si tenemos un propósito estaremos luchando por cosas que nos importan, y ese camino puede ir acompañado de estrés. Pero ese estrés no es necesariamente malo, siempre y cuando lo aceptemos.
Debemos de aceptar que una vida con propósito es una vida con estrés.
Esta capacidad de aceptación del estrés no sólo nos permite verlo de otra manera, sino que nuestras reacciones frente al mismo toman un lente de oportunidad, pues con este cambio de "mindset" o enfoque seremos capaces de ver las posibilidades que la vida nos presenta a pesar de los retos.
El estrés nos da energía; es gracias al estrés y las reacciones físicas y/o biológicas que nuestro cuerpo recibe, que somos capaces de actuar de una manera mucho más pro-activa, efectiva e incluso racional bajo el estrés. Además, el estrés nos lleva también a involucrarnos más en nuestras actividades, conectar mejor con otros, y crecer.
El estrés nos lleva también a involucrarnos más en nuestras actividades, conectar mejor con otros, y crecer.
Creo firmemente que debemos de buscar una vida más equilibrada y que se deben de crear organizaciones que busquen el equilibrio de sus colaboradores. Sin embargo, también creo que si como individuos, y como organizaciones, nos enfocáramos en tener claro el propósito de lo que hacemos, seguramente que tendríamos mayor capacidad de “abrazar” ese estrés y convertirlo en un motor para seguir adelante.
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